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Marta Andreu + Albert Massagué

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Marta Andreu Castellví (1975). Arquitecta por la ETSAB.
Albert Massagué Obradors (1971). Arquitecto por la ETSAB.

La practica de la arquitectura se podria resumir como la acción de colonizar un lugar por parte de un programa funcional: El programa lo define el promotor y el lugar se define a si mismo y se entiende como contexto en un sentido amplio.

Una vez hemos entendido el programa procedemos al análisis del sitio y de las diferentes variables que acabaran dando forma al proyecto:

El clima, la topografia, la forma del emplazamiento, el tipo de suelo, la orientación del solar, las vistas (las que queremos disfrutar y las que deseamos evitar), el ruido ambiental, incluso la mirada del vecino o del transeúnte son factores a considerar.
El proyecto puede verse sujeto a otros múltiples condicionantes en diferentes ámbitos. Desde la necesidad de integrarse en construcciones preexistentes (reformas, ampliaciones, cambios de
uso, intervenciones en edificios históricos...) hasta la obligación de dar continuidad a entornos urbanos de variada idiosincrasia (desde núcleos históricos en los que a nuestro entender sólo cabe aprender del lugar a poblaciones pintorescas en las que la normativa urbanística, en aras de preservar la homogeneidad puede condicionar la composición de las fachadas, el uso de materiales, colores o tipologías constructivas).

Trabajamos desde la premisa de que el proyecto debe adaptarse al lugar, no el lugar al proyecto.

Aunque creemos que la arquitectura tiene el deber de ser eficiente y sostenible, en ocasiones hay que extremar ese afán. Trabajar en enclaves aislados puede requerir el diseño de edificaciones energéticamente autónomas, que recojan las aguas pluviales y reciclen las grises, que filtren los vertidos fecales y que reduzcan al mínimo la generación de residuos. El uso de determinados materiales en la construcción de los edificios condiciona tanto como su procedencia. Hay que utilizar los recursos propios del lugar para minimizar las emisiones que provoca su transporte. El mismo concepto es aplicable a la mano de obra.

Son muchos los factores que favorecen la reducción de la huella ecológica y intentamos buscar un equilibrio entre lo deseable y lo posible.

Con estas premisas desarrollamos y ejecutamos el proyecto en constante diálogo con el cliente. Analizamos las prescripciones que nos impone la normativa y procuramos que el proyecto no se vea limitado por las mismas buscando soluciones que no menoscaben la ambición del proyecto e intentando siempre optimizar los recursos de que se dispone.

Desde la certeza de que la arquitectura no encuentra la belleza si no satisface la función para la que se ha concebido, estamos evolucionando nuestro trabajo hacia una construcción sostenible y respetuosa con el medio ambiente sin por ello dejar de tener una voluntad de creación plástica y formal que, sin ser ajena al carácter del lugar, creemos que ha de dar expresión a nuestras obras.